sábado, 6 de marzo de 2010

Todos los perros van al cielo


"El dios de las pequeñas cosas, recogía guijarros en el río de la eternidad. No era gran cosa, pero claro, para el dios de las pequeñas cosas, las cosas pequeñas eran cosas importantes. Un día, mientras recogía los guijarros que el río dejaba a su paso en las orillas de la eternidad, vio que algo se movía entre los juncos cercanos al río. Algo extrañado, se acercó a mirar. Los dioses no suelen tener miedo a nada, porque son dioses, y el dios de las pequeñas cosas, como tal, no tenía miedo, aunque fuese pequeño. Pero se dio un buen susto cuando un gran cabezón salió de la maraña de juncos. Al principio no daba crédito. ¿Qué podía hacer un perro en la orilla del río de la eternidad? todos los perros van al cielo, pero éste parece haberse equivocado de destino. El caso es que el perro parecía estar a sus anchas. Se subía a las piedras, y mordisqueaba los juncos. Todas las cosas le llamaban la atención. Y de vez en cuando volvía al lado de nuestro pequeño dios, que en su pequeña cabeza no atinaba a comprender cómo había llegado ese perrete, con una oreja doblada y otra estirada, a tan lejano lugar.

- "Sin duda, debes de ser un perruno un tanto especial, si estás aquí"

Claro, el perro no hablaba, poco podía decir. Respondió estornudando, y dejándo la pequeña cara del pequeño dios, llena de babas de perro. Tras un momento de sorpresa, la diminuta divinidad empezó a reir a carcajadas.

- "Está claro que el dios que lo organiza todo te ha enviado por algún motivo, no sé porqué has llegado aquí, pero vas a venir conmigo, hay un montón de pequeñas cosas que necesitan que alguien las atienda. Alguien debe mover las copas de los árboles cuando el viento sopla, alguien debe hacer ondas en el agua de los lagos, dejar huellas de pisadas en la nieve y en el barro. Alguien debe cuidar que haya alguna sombra perdida en los caminos al sol. Alguien debe dejar una moneda para que sea encontrada, perder un botón o hacer que caiga la primera gota de lluvia. Tú me vas a ayudar con todas esas pequeñas cosas."

El perro, que no podía decir ni que sí ni que no, se quedó mirando embobado, pero finalmente estiró su gran patita como para cerrar el acuerdo. El dios de las pequeñas cosas tomó la pata con sus pequeñas manos y asintió.

A través de los juncos, llegando al camino que llevaba a la vida de los hombres, y dejando el río de la eternidad detrás, caminaban el dios de las pequeñas cosas y un gran perro salido de la nada. Flores de loto, luces en el cielo y hojas en la tierra, todo brilló por unos instantes con un infinito halo de misericordia."

En memoria de Darwin, adiós mi querido amigo.

4 comentarios:

  1. Seguro que en el cielo se encuentra con un pequeño labrador, llamado Rex, y se hacen amigos!!!

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  2. David, ¿qué es de tu vida? Este blog es más metafísico. Estoy por las españas de baja, preñá de 8 meses de gemelos. En otoño vuelvo con toda la prole.
    H

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  3. H! hola jejeje estaas desaparecida y nos preguntábamos si habías vuelto o no a Tokio. Pues enhorabuena!!!!! te esperamos en otoño!!!

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